Entrevista a Rodrigo Palma Hillerns, académico DIMEC

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Rodrigo Palma Hillerns es Doctor en Ingeniería Industrial de la Universidad de Navarra, España. Realizó sus estudios de Ingeniería Civil en Metalurgia, en la Universidad Técnico Federico Santa María. Sus líneas de investigación son: Comportamiento Mecánico, Mecanismos de Reforzamiento y Pulvimetalurgia.

 

Actualmente es profesor de jornada parcial del Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Chile (DIMEC U. Chile). Dicta los siguientes cursos: Ingeniería de Materiales, Pulvimetalurgia, y del programa de Doctorado; Introducción a la Metodología de la Investigación.

En la siguiente entrevista el profesor Rodrigo Palma Hillerns nos cuenta de su trayectoria en el DIMEC, sus inicios como académico e investigador, y rememora los desafíos que enfrentó en su cargo como director del DIMEC U. Chile, que ejerció por dos periodos.

– ¿Cómo fueron sus inicios en el DIMEC U. Chile?

En 1992 comencé a trabajar en el DIMEC U. Chile en el área de Materiales. Creé un par de cursos y recuerdo particularmente el de Industrias Mecánicas. Como parte del curso nos íbamos de gira al sur a visitar distintas industrias de la ciudad de Concepción y eso fue todo un éxito. En esa época era el único acercamiento que había entre el Departamento y la industria, no era sistemático, y era un ramo destinado a los alumnos y alumnas para que pudiesen conocer cómo era la industria, cómo era el papel del ingeniero mecánico. Fuimos a empresas vinculadas a nuestra especialidad, como la Compañía de Acero del Pacífico (CAP), a la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP), a una fábrica de celulosa, entre otras.

– ¿Cuál ha sido su mayor desafío como académico?

Lograr que mis clases y el programa de formación del DIMEC U. Chile fuera más atractivo. En esos años no se hablaba mucho de las metodologías de aprendizaje, pero sí, en cuanto al grupo de Materiales, que coordinábamos los contenidos de los distintos cursos para que no se repitieran y que tuvieran continuidad. Luego, un par de años después se realizó un taller en la Escuela, denominado “la fábrica del aprendizaje” y ahí participamos un grupo de colegas del Departamento y se empezó a hablar que había que enseñar por competencia. Al salir de la carrera, el ingeniero o la ingeniera, por ejemplo, debía saber calcular una pasarela, una cinta transportadora, temas bien específicos, y luego venía todo el currículo detrás necesario para llevar a cabo esta tarea.

Hoy en día el cómo enseñar es un desafío que nos ha impuesto la pandemia. Sin embargo, en la época en que asumí por primera vez como Director también existía esa inquietud permanente de lograr que la educación del Departamento e inclusive de la Facultad fuera distinta e inclusiva.

– ¿Cuáles son los principales temas de investigación en los que ha tenido mayor impacto académico y mediático?

El proyecto que ha tenido mayor impacto académico en mi línea de investigación es fabricar materiales compuestos de base de cobre reforzado con partículas de tamaño nanométrico de cerámica.  Después de varios años de investigación, ideamos un método para poder generar una dispersión de estas partículas dentro del cobre que nos permitía producir un tamaño muy fino de partículas, muy efectivas en mejorar las propiedades del cobre.

Respecto a las iniciativas con impacto mediático, son dos proyectos: el estudio de los balines y el proyecto para estudiar las propiedades bactericidas del cobre en hospitales.

En esta última iniciativa recuerdo que uno de los directores ejecutivos de Chuquicamata y la persona que estaba a cargo de nuevos negocios en Codelco me preguntaron si podía participar en un proyecto en el cual iban a colocar láminas de cobre en distintos objetos de las salas UCI, que habían determinado en otros estudios que eran los que estaban más contaminados con bacterias y eran responsables de la gran parte de las infecciones intrahospitalarias.

En dicha investigación demostramos que efectivamente el colocar láminas de cobre o algunas planchas que reemplazaran el acero inoxidable o el aluminio se reducía la cantidad de bacterias en un 90% y esto se repitió en distintos hospitales en el mundo. El proyecto fue parte de un estudio internacional de la Asociación Internacional de Desarrollo del Cobre.

También, desarrollé otra investigación financiada por CORFO, ahí trabajamos con personas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y con otros colegas de la Universidad Austral y de la Universidad de Santiago de Chile (USACH).  El impacto de este proyecto es que logramos legitimar y validar que el cobre es bactericida, existían 250 aleaciones de cobre con efecto bactericida y se empezó a desarrollar en Chile una incipiente industria que usaba esta característica de este metal.

– ¿Qué desafíos recuerda de su cargo como director?

El primer ciclo de cuatro años no fue muy positivo porque se habían acordado las acciones del 2007 en la Escuela, que consistía que los profesores teníamos que tener un mínimo de una publicación por año. Eso nos afectó como Departamento. Había académicos que no cumplían con esos requisitos y renunciaron.  También, algunos profesores con más de 45 años, que no habían ascendido de profesor asistente a profesor asociado tenían que retirarse. En ese periodo me dediqué a defender esos casos ante el Decano y ante la comisión de la Facultad, posteriormente hablé con la comisión evaluadora que calificaba a la Universidad, explicándoles el motivo de que algunos académicos no tenían tantas publicaciones. Fue desgastante. Mi propuesta fue que no solo se reconociera las publicaciones de los académicos, sino que también las actividades con empresas, cuando eran de un nivel de ingeniería apropiado.

Luego, en mi segundo periodo como Director, coincidió con el resultado de la acreditación del Departamento, en la que nos criticaron la falta de una relación sistemática con la industria. Por lo tanto, me enfoqué a fomentar el contacto con la industria y se incorporaron nuevos académicos, inyectándole una nueva energía al Departamento y con ello empezamos a adjudicarnos contratos tecnológicos, por lo que el ambiente cambió y logramos tener una mayor relación con la empresa, que era reconocida, incorporándose a la calificación.

Paralelamente, en docencia mejoramos nuestro nivel como Departamento.  Hasta ahora se ha seguido mejorando el currículum y la forma en que se enseñan los contenidos. Para mí fue muy satisfactorio el segundo ciclo como Director del DIMEC U. Chile.

PANDEMIA

¿Cómo ha sido la experiencia de enseñar de forma remota?

El primer semestre del año 2020 fue malo. No conocía la plataforma Zoom, pero de a poco me he ido familiarizándome. Comencé a grabar mis presentaciones e ir subiendo el material. Al principio me estresaba bastante porque uno siempre quiere entregar lo mejor, pero ha sido parte del aprendizaje, porque a distancia hay menos relación con los estudiantes.  Tenemos que hacer un gran esfuerzo los profesores por lograr transmitir los conocimientos y lo aprendan y buscar formas de evaluación más apropiada.

 

Por Carolina Conejeros Saavedra, dimec.comunicaciones@ing.uchile.cl